“A punto de comenzar la descripción de los recientes y muy singulares acontecimientos que se han producido en nuestra ciudad –hasta ahora por ningún concepto notable-, creo necesario, por falta de pericia, arrancar de una época algo anterior con algunos detalles biográficos acerca del muy estimado e ingenioso Stepan Trofimovich Verhovenski. Considérense estos pormenores a modo de introducción a la crónica que aquí se ofrece y quédese para más adelante la historia que me propongo referir.”
Inicio de “Los demonios”
F.M. Dostoyevski
La polifonía de la obra de Dostoevsky se ha llevado al cine en múltiples ocasiones por renombradas figuras: Hakuchi (Akira Kurosawa, 1951), Partner (Bernardo Bertolucci, 1968), Une femme douce (Robert Bresson, 1969), Les Possйdйs (Andrzej Wajda, 1988), and Nastassja (Andrzej Wajda, 1994). En Polonia eran habituales, en fechas anteriores a 1988, las adaptaciones literarias. El mismo Wajda había realizado la adaptación de Anton Chejov The Wicked Boy (1950), la de Stefan Żeromsky en Popioly (1965), la de Stanislaw Wyspiański en Wesele (1972), la de Joseph Conrad en Smuga cienia (1976), la de Stanisława Przybyszewska en Danton (1982), además de varias adaptaciones para teatro y televisión de obras de Dostoievsky como Cudza zona, maz pod lozkiem in 1962, The Devils en 1971, Nastasja Filipowna en 1977, y Zbrodnia i kara en 1984.
Wajda reduce considerablemente los personajes de la novela. Elimina algunos que son importantes, como Varvara Stavrogina (la viuda terrateniente), Andrei von Lembke (gobernador), Iulia (su mujer), Karmazinov (escritor, caricatura de Ivan Turgenev) y Sofia Ulitina, todos ellos influidos por la filosofía que dominaba la Europa occidental, caricaturizados por Dostoievsky como una vanidosa élite intelectual en contraste con la sociedad secreta de nihilistas y eslavófilos. De todos ellos sólo queda el personaje de Stepan Trofimovich, en el que Wajda concentra la ideología de éstos, presentándola como impopular y desfasada, y sobre el que gira toda la primera parte de la novela y en la que es descrito de forma más cómica y anacrónica. En cambio, Wajda se centra en el personaje de Shatov, eliminando también la figura del narrador en la novela, prefiriendo utilizar una serie de intertítulos al comienzo de la película.
Wajda enfatiza las tensiones verbales, propias de la obra de Dostoievsky, en las confrontaciones de sus personajes usando el plano-contraplano al ritmo del diálogo, apoyándose en primeros planos para prestar especial atención a la expresividad facial. Esta tensión se ve incrementada por el uso de las luces y el color. En las localizaciones propias del “orden establecido” domina el azul, mientras que en las propias de la sociedad secreta, muchas veces iluminadas por el fuego, dominan el naranja y el rojo.
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